En Fundación Antonia, estamos trabajando hace más de un año para que el 7 de febrero sea declarado oficialmente como el Día Nacional Contra la Violencia en el Pololeo. Creemos que es importante tener un día, en que podamos visibilizar, educar y prevenir la violencia en las relaciones de pareja.
El 17 de mayo del año pasado, ingresó a la Cámara de Diputados el proyecto de ley que busca oficializar este día. Luego de una extensa campaña en redes sociales, el apoyo de diversos parlamentarios y organizaciones no gubernamentales, se logró que fuera aprobado por unanimidad en la Cámara Diputados, el 9 noviembre de ese mismo año.
Desde esa fecha, no se ha avanzado nada, estando pendiente el segundo trámite constitucional.
¿El problema?, nos quedamos estancados, a la espera que los parlamentarios se percaten del drama que viven miles de personas a diario, que es la violencia en el pololeo y la importancia de intervenir tempranamente la violencia de pareja, porque de no ser así, hay una alta probabilidad que esto se transforme en VIF y ahí ya se involucran más personas recibiendo violencia, directa e indirecta.
“Para que el 7F sea considerado oficial, el proyecto debe ser aprobado por el Senado, algo que después de meses sigue pendiente en tabla para discusión, por falta de tiempo de los parlamentarios”.
Esto es crucial, ya que, en Chile las personas comienzan a pololear a alrededor de los 12 años, pero cada vez menos parejas contraen matrimonio (a los 32 años aprox.). La violencia en las relaciones informales no está dentro de la normativa actual de Violencia Intrafamiliar (VIF), y se considera feminicidio sólo cuando éste es perpetrado por cónyuge, ex cónyuge, conviviente, ex conviviente o hijos en común. Esto nos da como resultado, que alrededor de 20 años estamos desprotegidos, sin ser un agravante la violencia en el pololeo.
“Según el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), el 60% de las agresiones en el pololeo no son denunciadas”.
Está instancia, servirá para que la sociedad en sí, evolucione hacia el bien común evitando el daño emocional de las relaciones agresivas y eventualmente la erradicación de este tipo de agresiones.