En este mes de abril, queremos destacar a la artista mexicana en nuestra sección de Históricas. “Soy mi propia musa. Soy la persona que mejor conozco. Soy la persona que quiero mejorar” (Frida K.)
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón (1907-1954), fue una pintora mexicana que destacó en el mundo artístico en una época donde sólo era dominado por hombres. Hasta hoy, sus obras siguen siendo recordadas y exhibidas en distintos museos, y su rostro, es uno de los más conocidos del mundo.
Frida no sólo se hizo famosa por crear un arte metafórico, que muchas veces era el resultado de eventos trágicos que acontecían su vida, sino también por su personalidad, convirtiéndola en un ícono feminista, inspirador para otras mujeres talentosas.
De sus 143 obras de arte, 55 de ellas son autorretratos, los que reflejan íntimamente sentimientos como la tristeza, depresión, ansiedad, dolor, angustia, enfermedad, pesadumbre, desconsuelo y más.
ACCIDENTE
Cuando Frida tenía 18 años, sufrió un grave accidente de bus y un tranvía, al regresar del colegio. Como resultado, sufrió quebraduras en su columna vertebral (en tres partes), en costillas, clavícula, hueso pélvico y su pierna derecha tenía 12 fracturas.
Esto la llevó a un largo periodo de recuperación, en el que comenzó a pintar de manera más constante, lo que también influyó con toda probabilidad en la formación del complejo mundo psicológico que se refleja en sus obras.
De hecho, Khalo decía que ese accidente, habría sido esta la forma brutal en la que había perdido su virginidad.
La artista tuvo que someterse a 32 cirugías en su vida a raíz de este accidente.
Desde entonces, su pintura se enfocó en reflejar en sus cuadros los sucesos de su vida y los sentimientos que le producían.
ABORTO
En 1929 la pintora se casó con el muralista Diego Rivera y tan sólo un año después quedó embarazada. La ilusión de ser madre era grande, pero tuvo que interrumpir su embarazo debido a las secuelas de su grave accidente.
Dos años después y contra todo pronóstico médico, volvió a quedar embarazada en Detroit, mientras estaba con su esposo acompañándolo en sus labores artísticas.
Y aunque el médico le recomendó continuar con su embarazo, a las primeras semanas de gestación sufriría un lento y traumático aborto. Así fue como Frida creó dos de sus obras más valoradas: Henry Ford Hospital y Frida y el aborto.
En esta obra, Frida expuso una representación de cuando fue atendida en el Henry Ford Hospital. Muy propio de su estilo, describió sus sensaciones a través de la pintura. En el centro de la escena, ella, sufriendo por la pérdida de “Dieguito”, el hijo que acababa de perder.
Otros elementos del cuadro, representan una sección de pelvis, columna y caderas, haciendo hincapié en las secuelas del accidente, y las fábricas típicas de la ciudad norteamericana, donde pasó 13 días internadas tras esta pérdida. Para más análisis de esta obra, puedes leer aquí.
SU VESTIMENTA, UN SÍMBOLO
La ropa de Frida es uno de sus elementos más característicos. Sus trajes tradicionales mexicanos, se convirtieron, junto a sus abundantes cejas, en su imagen de marca.
El museo Victoria & Albert expone la mayor colección de prendas y accesorios de la pintora.
Sin embargo, su vestimenta también fue un símbolo para reivindicar su posición como mujer y artista en un mundo masculino, y a la vez, presumir sus rasgos, pero ocultando algunas debilidades físicas. Por ejemplo, vestía faldas largas para cubrir su pierna afectada por el polio.
Cuando sufrió el accidente, esta necesidad de utilizar textiles y accesorios a su favor se hizo todavía más patente. Puedes leer más de su vestimenta en el artículo de Vanity Fair: “Los significados escondidos en los vestidos de Frida Kahlo”.
SÍMBOLO DEL FEMINISMO
La personalidad, el arte y la libertad de Frida para la época, la reflejan como una mujer fuerte e independiente. Pero, la constante aparición de Diego en su obra, también hablan de un espacio de subordinación, algo que Hilda Trujillo, ex directora de La Casa Azul, la casa-museo donde la artista mexicana creció y pasó sus últimos días, desmiente en su totalidad:
“La reivindicación del feminismo en Frida es que logró ser lo que ella quería ser, la reivindicación de sí misma como una mujer libre (…) Se está reescribiendo la historia del arte incluyendo a las mujeres, y Frida se ha vuelto una referencia obligada y como una representación de la mujer de hoy día, es muy actual”.
Hilda Trujillo
LA MUERTE DE FRIDA
En 1954 la salud de Frida comenzó a decaer. Ese año sufrió la amputación de una pierna por una infección de gangrena, lo que afectó su salud emocional: “Pies para que los quiero sí tengo alas para volar”, es una de sus frases célebres a raíz de este acontecimiento.
Posteriormente, sufrió una infección pulmonar y padeció de constantes dolores agudos, manteniéndola casi postrada. Finalmente, a sus 47 años, falleció una madrugada mientras dormía. Aunque no le hicieron autopsia, se estableció que fue a raíz de una embolia pulmonar.
Sin embargo, se menciona que Frida, pensaba constantemente en la salida final e intentó suicidarse en diversas ocasiones. Lo último que escribió en su diario fue: “Espero alegre la salida y espero no volver jamás”. Fue velada en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.